Por Daniel Caran
El invierno suele tener algunas características que lo hacen único. Una de las cosas más relacionadas con la estación más fría del año es la de la necesidad casi obligatoria de compartir más tiempo en la cocina, degustando olores propios relacionados con las temperaturas extremas, o al menos conversando mientras sale lo que sale.
Y como cualquier reunión afectiva, toda conversación suele conllevar proyectos… desventuras… intencionalidades.
Si de política se trata, entonces, las cosas suelen traer aparejadas revelaciones que tal vez de otra manera permanecen escondidas. Pero el invierno, y su habitualidad con lo misterioso, busca a veces esconder lo que es imposible de tapar.
La cocina entonces, con las bajas temperaturas, invita a cualquier cosa. Hasta los desvaríos más insospechados adquieren matices reales.
Por eso algunos se animan a empujar el proyecto de re-re, en estos tiempos de cocinas compartidas, de guisos de consenso, y de mesas prolongadas.
La cuestión pasa entonces por saber qué, cómo y porqué se deberá justificar ésta intentona.
¿Cómo se puede avalar lo que nadie conoce?. 0 al revés: ¿se puede descartar lo que nadie aún confirmó?.
En ese escenario de incertidumbre, con muchos que ya salieron a la luz a mostrar sus intenciones, Ricardo Colombi y sus más conspicuos laderos siguen cocinando a fuego lento el proyecto que los desvela desde hace años: la re re.
Saben que no se trata de una medida popular y fácilmente aceptable, pero a la vez entienden que una vez avalada no habrá vuelta atrás. Y en tiempos culinarios, de cenas amigables, las mesas dan para todo.
Claro que llama la atención la postura de algunos, quienes aceptan sin chistar el nuevo esquema impuesto por el mercedeño. A nadie le debería sorprender que el radicalismo acepte a regañadientes la propuesta, pero pensar que haya peronistas alineados con ésta manifiesta intencionalidad de continuar enrostrado en el poder termina siendo una muestra más de la enorme flaqueza de los ‘compañeros’ correntinos, que aún no asumen el rol de oposición seria y única.
Con el frío, la cocina funciona a full. Muchos ya están sentados a la mesa.
