Por Daniel Caran
La urbanización en Corrientes desde hace tiempo se convirtió en un inconveniente, por las repetidas fallas en procesos organizados y planificados.
La situación, sin tener límites precisos de impacto, golpea a todos los sectores sociales, aunque obviamente los que menos tienen sufren mucho más.
Desde hace por lo menos una década, Santa Ana y sus alrededores se convirtió en tierra fértil para barrios privados, mansiones y casas de fines de semana, todas construcciones directamente relacionadas con un alto nivel adquisitivo. Sin embargo, la imprevisibilidad vuelve a castigar a muchas familias que reclaman acciones concretas.
En los últimos días, las crecidas en las lagunas ubicadas en inmediaciones del pueblo están afectando a más de 40 familias, de las cuales 10 ya fueron evacuadas.
La construcción de muchas de esas viviendas se dio en lugares que constituían cauces naturales para el escurrimiento de las aguas.
“Las lagunas hoy están en el 60% de su caudal natural y eso hace que se genere anegamiento e inundaciones. La situación se complicó con la instalación de nuevos barrios y la construcción de viviendas nuevas, que vinieron a modificar el escurrimiento natural que estos espacios de agua tenían”, comentó el intendente Augusto Navarrete.
“El problema ya está, ahora lo que tenemos que tratar de buscarle solución a los vecinos”, agregó.
Otra vez, por la falta absoluta de planificación, hay cientos de familias correntinas sufriendo un drama real y concreto.
Si bien las cuestiones políticas suelen tapar los problemas, debemos esforzarnos para que el drama de algunos se haga público.
No todo pasa por elegir un buen paisaje, o un lugar tranquilo para construir una casa.