Por Daniel Caran
Tiene razón Ricardo Colombi cuando les pide a sus correligionarios y socios “salir a recorrer la Provincia”, lo que sucede es que armó un esquema de protegidos y premiados que una vez en el poder se olvidó de la gente.
Tiene razón Ricardo Colombi cuando habla de que “todos deben estar preparados porque hay muchos que no pueden ser reelectos”, pero resulta que él mismo está envuelto en una disyuntiva incomprensible, que le lleva a la absoluta desesperación, con la clara intención de continuar en el poder.
Tiene razón Ricardo Colombi cuando pide “más política” a las decisiones del Gobierno, pero no aclaró ni aclarará que él apoyo irrestrictamente a un modelo de gestión que encabeza Macri que tiene por núcleo de acción el tecnicismo puro aún a costa del hambre de la gente.
Tiene razón Ricardo Colombi cuando habla de una Justicia libre y plenamente autónoma en sus decisiones, pero no aclara que para él ya es habitual hacer llamadas para “sugerir” o “solicitar” algunas definiciones, casi siempre en contra de sus enemigos políticos de turno.
Tiene razón Ricardo Colombi en apuntar contra quienes él considera “los protagonistas de la historia más nefasta” de la historia política correntina, tal vez sin recordar que muchos de ellos son parte importante de su gobierno, y que necesito de otros para sostenerse en el poder a costa de lo que fuese.
Tiene razón Ricardo Colombi cuando habla de las inversiones en hospitales y en la salud pública en general, pero se olvida enseguida de los derechos ganados por los trabajadores del sector que hoy son perseguidos y hasta tratados de mentirosos.
Tiene razón Ricardo Colombi cuando se refiere a la necesaria política de perfil municipalista, pero parece obviar las crueles decisiones que tomó y toma en contra de la gente en general obstaculizando las gestiones locales de intendentes que no son de su gusto personal.
Tiene razón Ricardo Colombi en hablar de la necesidad de fortalecer su espacio político de cara a lo que se viene, pero actúa como un elemento interno destructor al ordenar sin control alguno, desesperado por mantener la tropa alineada a sabiendas que muchos se están descontrolando.
En definitiva, Ricardo Colombi tiene razón en estar desesperado. Sabe que se va dentro de poco, y percibe que no armó nada para que su futuro sea tranquilo y sin problemas.
