Por Daniel Caran
Las insistentes posturas negativas en torno a la reforma, tanto puertas adentro como desde afuera de Eco, empiezan a conformar un nuevo esquema político de cara a lo que se viene.
Ricardo Colombi, y sus laderos que lo convencieron para seguir ‘la aventura reformista’, empiezan a tomar conciencia de la realidad social, que lejos está de ubicar a la cuestión como ‘urgente’.
Entonces la situación impone otro escenario, que defina un proceso corto y definido para establecer el campo propicio para el retorno… casi casi como en 2009.
Pero el principal inconveniente pasa por el nombre: no hay espacio para otro ‘Arturo’ que termine echando por tierra cualquier operativo retorno.
La idea entonces es propiciar un candidato propio dentro de Eco, y en los dos años de la transición armar una estructura fuerte y contundente para volver con todo… con la reforma hecha.
¿Quién puede ser el hombre –o mujer- para el reemplazo transitorio?.
Dicen que ahí está el principal obstáculo de los ricardistas. Habrá que descartar algunos potables candidatos cercanos, que bien pueden tomar vuelo propio y también romper la estrategia.
Ahí caen Peteco Vischi, Gustavo Valdes, y hasta Carlos Vignolo.
¿Y de afuera?. ¿Braillard Poccard… Canteros?...
Braillard Poccard tiene el saco puesto del fracaso como Gobernador nuevista, aunque su irreprochable conducta política lo ubica entre los preferidos.
Canteros impone un escenario complejo y jugado: ¿y si una vez en el poder elige volver a las huestes para convertirse en el líder del peronismo unido?
Todo el escenario es testeado desde lejos por el peronismo local. Es que Ricardo y Fabián coinciden en el ‘enemigo político’: Camau Espínola, que de no ser electo aún en el período de dos años perdería cualquier posibilidad de alcanzar su objetivo.
Ricardo Colombi, entonces, se debate entre nombres. Ya sabe de traiciones, y no confía en nadie.