Por Daniel Caran
Una buena, en medio de tantas malas. Un pedacito de esperanza entre tanta desolación.
La juventud del NEA caminará a Itatí dentro de algunas horas, y quien esto escribe sintió la necesidad de expresar de alguna manera los sentimientos más transparentes de quienes buscarán llegar hasta la casa de nuestra Madre Morena.
¿Qué tiene que ver esto con nuestra realidad, esa que mostramos y describimos diariamente con peleas, enfrentamientos, posturas mediocres y discusiones estériles?.
Mucho. Vale como antítesis absoluta de lo que esperamos siempre de nuestros jóvenes, y en esa espera volcamos las expectativas de todos quienes soñamos con una sociedad más justa, equitativa y comprometida.
Porque allí también, en el sublime esfuerzo por llegar a Itatí, nuestros jóvenes nos muestran que no todo es desesperanza. Y en lo que nos compete a nosotros (los medios) no todo tiene que ver con la incontenible lucha por permanecer en el poder.
“Qué lindo es que cada vez que peregrinamos a la Casa de la Virgen, ya sea para dar gracias o para pedir, para suplicar, para implorar o para interceder, también tenga un sentido profundamente vocacional” aseguró el Obispo de Goya, Adolfo Canecín, quien tendrá a su cargo la homilía en la Misa Central en Itatí.
Canecín admitió que encontró su vocación en una peregrinación de jóvenes, y en ese mensaje se evidencia la necesidad de comprometernos con lo que realmente nos toca en ésta tierra, sin llegar a los fanatismos inútiles que suelen enfrentarnos.
Por algunas horas será irremediable olvidar las inconsistentes diferencias que nos enfrentan. Todos, caminemos o no, debemos mirar para adelante pensando en un esfuerzo común que nos termine regalando un espacio de paz.
No es mucho pedir. Nos muestran los jóvenes.