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Opinión del Lector

¿Cual es el futuro del Peronismo?

Germán Wiens

Por Germán Wiens

Germán Wiens

Pareciera que todavía no podemos salir del asombro y de la angustia que el resultado electoral nos produjo. Hay que asumir el cambio de época, que estamos en una bisagra histórica, el desgaste que sufrimos antes y que nos afecta ahora.

Desde una perspectiva estrictamente electoral y movilizante, el Partido Justicialista es (todavía) el partido más fuerte. Por otra parte, el Peronismo, que es algo más amplio que el corsé partidario, cualquier encuesta de opinión reciente muestra que el apoyo de la población se encuentra aproximadamente en el 40%. No obstante, la dirigencia o quienes lideran o intentan conducir el movimiento ninguno/a supera el 35 %. Ahí nos preguntamos si no será que quienes tienen que conducirnos se encaminaron hacia una pérdida de identidad peronista, seguramente el pueblo lo advirtió antes que sus “líderes”, por otra parte, las concesiones que se hicieron mientras les tocó conducir el Estado, concesiones políticas, ideológicas e incluso un reparto de responsabilidades de gobierno inclinadas solo hacia un sector.

Esa pérdida de identidad estuvo acompañada, lamentablemente, en la elección de determinadas estrategias y candidaturas sin legitimación interna. No supimos ver, me incluyo por disciplina y pertenencia no por responsabilidad. Néstor perdió en 2009 contra “el colorado” de Narváez e inmediatamente renunció a la conducción del PJ. La estrategia testimonial había fracasado. Lo reconoció e inició un nuevo periodo político que apenas pudo comenzar. El destino nos jugó una mala pasada. Posteriormente perdimos varias elecciones, aun estando en el poder. Algo no estábamos haciendo bien, los liderazgos provinciales hacían la suya.

Se necesita un nuevo análisis de la sociedad, llevar a cabo una reflexión crítica interna. No distinguimos, puede ser parte de nuestra ceguera, que haya muchos miembros del partido/peronismo pensando en el futuro. ¿Qué clase de partido/peronismo debería ser? ¿Cómo recuperar poder, no solo en la próxima elección, sino con el objetivo de tener impacto en la sociedad durante las décadas por venir?

Sería injusto decir que nadie se ocupa de estos temas, la primera Cristina con una mirada y un mensaje difícil de igualar, entendiendo después de todo lo que soportó, desde el intento de asesinato a las traiciones que le pueda costar mucho separar su rol de conductora y de madre de Máximo, después de tanto mal trato y la muerte de su compañero, su hijo es el hombro, el apoyo, el afecto inmediato. Máximo tiene características y valores muy importantes como dirigente, el fruto nunca cae lejos del árbol, pero el síndrome nepotista es difícil de superar por gran parte de la militancia, incluso de genética camporista. Axel indiscutiblemente es visto como el que seguramente debiera tomar el bastón de mariscal, aunque su tarea de gobernar en esta coyuntura nacional a la provincia de BS AS lo coloca en situación muy difícil. Grabois es un cuadro en que el militante se identifica como igual, desde este presente puede representar el futuro. Hay muchos otros, estos ejemplos son solo para caracterizar algunos con diferencias bien marcadas entre ellos. No se puede descartar algún gobernador.

Ya desde antes de las elecciones, los anarcos libertarios de derecha con su principal figura Milei han venido ocupando un espacio cada vez mayor en los medios y en la conversación pública, con un manejo impresionante de las redes, articuladas con un renovado inconformismo social -que combina temores, emociones antisistema y un fuerte rechazo a las elites políticas y culturales- haciendo de la transgresión su marca de fábrica. Todo esto en un mosaico variopinto, en el que conviven partidos, sectores y sensibilidades muy diferentes. El enemigo real hizo su trabajo.

No podemos equivocarnos y pensar, mas como esperanza que como realidad, que el gobierno no soporta y se cae. Todavía a pesar del ajuste conserva gran parte de su popularidad, aún más que los votos que obtuvo, hay que “darle tiempo” es la muletilla que se impone a pesar de más de un millón de niños que comen una vez por día, de los sueldos de los jubilados, de las cesantías masivas, de un presidente absolutamente desinteresado por lo social.

Pareciera que el gobierno no hace política, pero no es así, llevó a casi todos los gobernadores a un pacto de “mayo realizado en julio”. Los DNU gozan de buena salud, la ley de bases también fue votada por mayoría, ¿una veintena de diputados primerizos (por ser benévolo y no decirles ineptos) maneja esa cámara? Radicales que votan contra el legado Alfonsinista, peronistas que no lo son tanto y también apoyan. No hay que equivocarse, hay política y desde antes de las elecciones. El Presidente Milei consiguió que Massa lo apoye para derrotar al PRO y luego consiguió que el PRO lo apoye para ganarle a Massa. Mientras nos entretenemos con escándalos sus viajes y amoríos, vende la riqueza, entrega la soberanía y afianza un camino que luego va a ser difícil desandar. El solo habla de números y estadísticas inentendibles, pero sino es Milei quién diseña las estrategias, ¿sale por arte de magia? o porque la oposición prácticamente no existe, bueno si existe le falta política.

Pareciera que todavía no podemos salir del asombro y de la angustia que el resultado electoral nos produjo. Hay que asumir el cambio de época, que estamos en una bisagra histórica, el desgaste que sufrimos antes y que nos afecta tremendamente ahora, con un expresidente gravemente imputado, con la posibilidad cierta que logren condena firme a Cristina proscribiéndola definitivamente y mucho más. Estamos ante una tempestad que arrasa nuestros fundamentos democráticos y sociales, pero ello no significa que no podamos resistirlo.

Esa batalla se debe dar en todos lados, medios, redes, calles. Debe ser multidimensional, con valores democráticos, pero criticando el sistema, electoral pero portadora de la memoria de luchas y victorias. Se debe rescatar todo lo bueno de la política, sin desconocer las trayectorias promover el trasvasamiento de los mejores. Debemos estudiar al enemigo, su retórica, sus alianzas y sus métodos, no para copiar nada sino para combatirlo, para desmontar sus estrategias, revertir sus éxitos y reivindicar para una patria soberana un proyecto peronista integrador de mayor igualdad social.

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