La actual licencia por paternidad es de solo 2 días. El Poder Ejecutivo envío una propuesta para ampliarla en 15 días e ir avanzando gradualmente hasta dejarla en 90 días en 8 años. Sin embargo, la comisión de mujeres y la de trabajo de la Cámara de Diputados evalúa otros 52 proyectos legislativos y el dictamen que tiene acuerdo busca ampliar los días no laborables para personas no gestantes en 45 días a partir de la aprobación. La experiencia de padres que ya disfrutaron de ese tiempo y que reivindican que favorece la dinámica familiar y la conexión filial.
En Argentina la licencia por paternidad es de 2 días. No es un chiste, pero sí una burla. No hay igualdad, ni paternidad posible si acompañar el nacimiento de alguien que llega al mundo tiene menos tiempo destinado que un fin de semana largo o Semana Santa. Incluso es todavía peor porque la Ley de Contrato de Trabajo dice que tienen que ser 2 días corridos, si se ven interrumpidos por el fin de semana, ni eso. Sin embargo, el próximo día del padre los varones podrían pasar de contar con 2 días a 45 días (un mes y medio de dedicación full life) por nacimiento y las madres pasarían de tener 90 a 126 días para poder cuidar, criar y hacer upa a sus hijas e hijos, si avanza una iniciativa de consenso, entre más de cincuenta proyectos, en el Congreso de la Nación.
“Es absurdo que sigamos teniendo una licencia por paternidad de tan solo 2 días. El esquema vigente tiene 49 años y es hora de que la ley se ajuste a las necesidades de cuidados que tiene nuestra sociedad y responda a los compromisos asumidos por el Estado en pactos y tratados internacionales. No podemos seguir postergando una reforma que es clave para promover una mayor corresponsabilidad en los cuidados entre varones y mujeres y una mayor igualdad de género”, remarca Delfina Schenone Sienra, responsable del Área de Políticas del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).
El Congreso de la Nación estudia 52 proyectos de diputadas y del Poder Ejecutivo -la iniciativa “Cuidar en Igualdad”, del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad- para mejorar las condiciones de cuidado y la licencia por paternidad podría quedar, según el dictamen que está en borrador de las asesoras parlamentarias, en 45 días. De un fin de semana a un mes y medio de tiempo para un puerperio compartido es una diferencia notable. Los derechos no son regalos, pero sería una buena noticia para el próximo día del padre.
Si ese proyecto avanza sería un cambio marcado para la mayoría de los padres. Ya no cerrarían la puerta ni bien llora el bebé, ni dejarían a la madre lavándose los dientes entre la desesperación por el llanto o solas en la visita a la pediatra. Pero, en algunas empresas, por decisión del sector privado, o en algunas provincias o localidades o en convenios colectivos de trabajo se superan los días indicados por la ley (con extensiones que pasan a 10, 15, 30 o 45 días) y algunos padres argentinos ya viven la experiencia de un tiempo compartido con la mamá y su bebé que podría extenderse a otros padres.
Por ejemplo, Santiago del Giudice, Gerente de Digital Commerce, Retail y Growth de Natura Argentina, pudo vivir una paternidad intensiva gracias a los 40 días de licencia (el tiempo que ofrece la compañía motu proprio) en el nacimiento de sus dos hijos: Feli (2 años) y Santi (5 meses) y contextualiza: “Hoy, dar sólo 2 días de licencia le resta valor al rol de los padres en la crianza de sus hijos. Hubiera sido realmente difícil para mí estar presente trabajando full time porque se necesita al menos un período considerable para poder entender y organizarse con un cambio tan trascendental y generar conexión con nuestros hijos”.
Santiago pensó que era una exageración 40 días sin ir a la oficina ni estar conectado home office. Pero después de su primera experiencia entendió que el tiempo de criar nunca sobra. “Antes de mi primera licencia 40 días me parecía mucho y recién al vivirla pude entender cuán importante era poder contar con este tiempo -relata-. El nacimiento de Santi fue un gran cambio para nuestra familia. Y fue todavía más necesaria e intensa, ya que nuestra otra hija (Feli) era todavía muy chica y requirió de una atención especial”.