En todo el territorio correntino desde hace meses no se registran precipitaciones abundantes por lo que la sequía se hace notar en campos y caminos. A nuestra redacción llegaron fotos de la zona rural de Mburucuyá. Por lo pronto, no hay probabilidades de lluvias a corto o mediano plazo.
La sequía alcanza niveles de alarma en buena parte de la Argentina, concentrada dicha situación en provincias agrícolas y ganaderas. Un relevamiento realizado por especialistas exhibe que casi un 55% del país padece la falta de agua en sus suelos, lo que actualmente representa 1,64 millones de kilómetros cuadrados afectados por la problemática.
Así lo indicaron los últimos informes realizados al 5 de enero pasado por el Sistema de Información sobre Sequías para el sur de Sudamérica (SISSA), donde se constata el serio impacto que tiene la falta de lluvias sobre la totalidad de las regiones productivas de la Argentina en la Mesopotamia, la zona centro norte y también el núcleo agrícola pampeano.
El problema, no solo para Corrientes sino para la región, es que la sequía viene desde hace por lo menos dos años. Todo el 2022 estuvo jalonado por ausencia de precipitaciones y a la par, muy altas temperaturas que terminaron con todo vestigio de humedad en el suelo. El estrés hídrico se nota en el ambiente. Resultado: altísimo riesgo de incendios.
En la primera semana de enero, que se completó ayer, el Icaa tiene registrados 7,6 milímetros de agua caída. Corresponde a la lluvia del 1 de enero que inauguró el año con algo de alivio, que ya desapareció.
