Hoy presentamos Sanación: el regreso de ex combatientes correntinos a Malvinas, una producción audiovisual realizada por EL LIBERTADOR en el que se repasa el viaje a las islas del Atlántico Sur que realizaron en abril 20 de los héroes correntinos que lucharon en la guerra hace 41 años.
A través del relato del excombatiente Ernesto Daniel Acevedo y con imágenes tomadas en suelo malvinense, se reconstruyó el emocionante viaje, que también tuvo momentos difíciles y tensos, pero que sirvió para que la mayoría de los soldados puedan darle un cierre a lo que vivieron en 1982.
Durante la entrevista que concedió a este medio, Acevedo relató en primera persona sus vivencias durante el viaje, donde aseguró que el momento más emotivo fue la visita al cementerio de Darwin, donde se encuentran los cuerpos de muchos de los soldados caídos durante la guerra.
«Fuimos primero al cementerio de Darwin, ese fue el momento de quiebre total, no sólo mío sino de todos los muchachos que fuimos. Uno de los camaradas, de mis hermanos, dijo: No hay macho que no se quiebre», contó y agregó: «Todos descargamos muchas cosas.
En el camposanto, Acevedo encontró al menos a tres conocidos, uno de los cuales pertenecía a su familia. «Encontré a un muchacho fallecido donde yo estaba, Roberto Leyes; encontré a también a un camarada, Roque Evaristo Sánchez, con quien jugábamos al fútbol cuando eramos chicos en el barrio y en la escuela y a mi cuñado, que también está fallecido en Malvinas, Ramón Cirilo Blanco», recordó el ex integrante del Batallón N° 5 de Infantes de Marina, que estuvo apostado en el Sapper Hill.
Durante la charla, el ex combatiente relató situaciones que ayudan a dimensionar lo que significa sentirse un extranjero en un territorio que pertenece a la Argentina. «Bajamos en un aeropuerto militar y lo primero que sentí fue el rechazo de los militares, nos miraban de una manera rara», lamentó.
Otra situación relatada por el entrevistado fue una desagradable agresión por parte de un kelper hacia uno de los héroes correntinos que viajó. «Tuvimos un pequeño inconveniente: un lugareño escupió a un camarada. Después, cuando volvemos, resulta que ese muchacho, al que se le hizo la denuncia, era maletero y acomodaba nuestras maletas para cargar al avión. Estaba pisando un bolso nuestro, que tenía los colores de Argentina», relató Acevedo, quien tuvo un tenso cruce con el sujeto que tuvo la deplorable actitud.
Además, otro momento destacable del viaje fue una situación donde la fe se hizo presente, a través de la Virgen de Itatí, cuya imagen acompañó a los excombatientes en todo momento.
Todo comenzó con un imponente temporal de lluvia, aguanieve y vientos de 100 kilómetros por hora que sorprendió a los correntinos cuando fueron a visitar el puesto donde estuvo apostado Acevedo durante el conflicto armado.
«Fue en ese momento cuando el camarógrafo nuestro, Armando, con Pedro Molina, que es el custodio de la Virgen, se pusieron a rezarle a la Virgen y ahí paró el temporal. Ahí tuvimos la oportunidad de sacarnos fotos y recorrer las trincheras», recordó el veterano de guerra sobre ese particular momento.
Para Acevedo, como para la mayoría de los ex combatientes que tienen la oportunidad de regresar a Malvinas, volver allí es una experiencia sanadora, que les permite cerrar viejas heridas e incluso culpas que muchos cargan por haber vuelto con vida mientras centenares de camaradas quedaron allí.
«Lo que fui a buscar está casi completo, las heridas están casi curadas y seguramente la curación total va a ser ver que nuestros colores flameen en nuestra querida tierra donde dejamos mucha sangre derramada y muchos hermanos quedaron allá cuidando lo que es nuestro», concluyó.
El Libertador