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La CDU alemana toma las riendas de la estabilidad ante el desgobierno de Scholz

La abrupta ruptura de la \'coalición semáforo\' ha dejado a Alemania en una situación de bloqueo gubernamental que podría prolongarse hasta la próxima primavera. El líder de la oposición conservadora, Friedrich Merz, acudió ayer a la Cancillería de Berlín, en respuesta a la invitación de Olaf Scholz, dispuesto a «aportar estabilidad» a la situación. A petición del todavía canciller de un gobierno en minoría y sin capacidad legislativa, se mostró dispuesto a la colaboración de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU). Scholz le había llamado para «trabajar juntos rápidamente para encontrar soluciones que fortalezcan la economía y la defensa» hasta las elecciones, y había sugerido la posibilidad, para ello, de suspender el freno de la deuda, justificando semejante medida excepcional con la guerra en Ucrania. En el transcurso de la conversación, Merz descartó de plano tocar el freno a la deuda, anclado en la Ley Fundamental alemana, pero sí se abrió a trabajar juntos «sobre proyectos legislativos individuales o puntos del orden del día en el Bundestag». Con una única condición: que no se alargue el proceso. «Lo sucedido anoche es el final del \'semáforo\' y el final de la legislatura. Hay que convocar elecciones ya, no hay una sola razón para aplazar la moción de confianza hasta enero del año que viene«. Noticia Relacionada La coalición semáforo pende de un hilo estandar Si La oposición alemana pide elecciones anticipadas a principios de año Rosalía Sánchez | Corresponsal en berlínAsí, rechazó los plazos propuestos por Scholz, y exigió al socialdemócrata que se someta a una moción de confianza la próxima semana para, en caso de fracasar, poder convocar las elecciones anticipadas en enero, a más tardar. «Simplemente no podemos permitirnos tener un gobierno sin mayoría en Alemania durante varios meses y luego llevar a cabo una campaña electoral durante más meses y luego posiblemente varias semanas de negociaciones de coalición», justificó. Su propuesta fue rechazada y, tras 25 minutos de conversación, abandonó la Cancillería «sin resultado» que reseñar. Scholz se aferra a su propio calendario: moción de confianza el 15 de enero y elecciones anticipadas, como muy pronto, el 9 de marzo.El presidente federal de Alemania, Frank Walter Steinmeier, a cuya residencia acudió Merz desde la Cancillería, estuvo de acuerdo en que el criterio para la disolución del Bundestag ha de ser «la estabilidad». Merz invitó al presidente a hacer entender al canciller la necesidad de «ser claro» lo antes posible y su discurso fue bien recibido. El también socialdemócrata Steinmeier dio un tirón de orejas a Scholz sin sombrarlo y mencionó que «no es momento de tácticas y escaramuzas», en clara referencia a sus esfuerzos por prolongar unos meses más su gobierno y a la sorpresa que deparaba la primera mañana después de la \'coalición semáforo\'. Antes de destituir al ministro de Finanzas, Christian Lindner, Scholz había negociado bajo la mesa con otro de los liberales del gobierno, Volker Wissing, su permanencia en el gabinete y su separación del FDP. La intención era, claramente, dividir a los liberales, deshacerse de la disciplina de Lindner y seguir en la Cancillería con los restos. Pero los otros dos liberales han renunciado a sus carteras, que ayer se repartían alegremente los miembros de la coalición fósil. El tránsfuga Wissing se queda con Justicia. La de Educación y Ciencia la suma a la de Agricultura el verde Cem Ozdemir, al menos durante unas semanas. Después quiere mudarse a la mucho más tranquila política regional de Baden-Württemberg. La de Finanzas no la quería nadie, porque es sobre la que pivota toda la presión, y ha recaído sobre un hombre de confianza de Scholz, el Secretario de Estado de la Cancillería Jörg Kukies. También se ha filtrado que Scholz tenía preparados tres discursos diferentes para elegir entre ellos en el último momento, tras la ruptura de la coalición, lo que denota una jugada largamente estudiada.En un ambiente gélido, el ajetreo de idas y venidas en el Palacio de Bellevue, para formalizar destituciones y dimisiones, así como para tomar juramento a toda prisa a los nuevos titulares de las carteras ministeriales, era ayer retransmitido por los medios alemanes con inquietante cadencia. «Este país, las personas que viven y trabajan aquí, merecen estabilidad, seguridad y, sobre todo, confianza», exigía la jefa del sindicato IG Metall, Christiane Benner, «ahora se deben tomar decisiones claras y rápidas sobre los próximos pasos porque ahora, más que nunca, la economía y la sociedad necesitan un gobierno eficaz, una oposición constructiva y un Estado activo». « Cada día cuenta, no podemos permitirnos un estancamiento hasta marzo», se quejaba Matthias Zachert, director de la compañía química Lanxess. El CEO de Deutsche Bank, Christian Sewing, calculaba que «cada mes sin reformas será un año perdido de crecimiento para la economía alemana». Las primeras señales de parálisis aparecieron en la rueda de prensa del portavoz del gobierno, que confirmó que Scholz cancela su asistencia en Azerbaiyán a la COP, la próxima semana. Sólo Merz, en medio de la tormenta, mantenía la calma y predicaba serenidad. En la reunión con el grupo parlamentario de la CDU, para informar sobre la situación política y sus conversaciones con el canciller y el presidente, comenzó hablando de Donald Trump y dejó en segundo plano la crisis de gobierno en Alemania. Ante el estupor de los diputados conservadores, aclaró que «esto sólo nos cambia la agenda, lo de Trump cambia la Historia». Esa reunión permitió percibir, por lo demás, que se enfría la posibilidad de una gran coalición en la próxima legislatura. No al menos con el SPD de Scholz. Noticia Relacionada estandar Si El Gobierno alemán aprueba la base legal del servicio militar Rosalía Sánchez | Corresponsal en BerlínMerz se refirió con palabras severas a la escenificación de la ruptura del gobierno. Señaló, por ejemplo, que «la elección de las palabras en su anuncio de destitución del ministro de Finanzas fue indigna de un canciller alemán» y tradujo que «su actitud denota que para él sólo hay un conmigo o un contra mi». «Un colapso del gobierno de esta manera, con insultos al ex ministro de Finanzas, parecería más propio de las condiciones de la República de Weimar», fue más allá Lukas Honemann, miembro de la junta ejecutiva federal de la CDU y presidente de los Estudiantes Cristianodemócratas, «la democracia está ahora en cuidados intensivos, y nosotros, como CDU, debemos salvar al paciente».En un improvisado sondeo de SWR, el 56,1% de los encuestados pedía ayer elecciones anticipadas de inmediato. Y si se celebrasen hoy elecciones en Alemania, según la última encuesta representativa de Forsa, ganaría la CDU con el 33%, seguida de la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) y los socialdemócratas del SPD, ambos con el 16%. A más distancia, Los Verdes quedan en el 10%, la extrema izquierda de BSW en el 6% y los liberales del FDP perderían la presencia parlamentaria en el Bundestag. El 82% de los alemanes, la mayoría de los cuales son partidarios de los tres partidos del semáforo, ya no desea que la coalición siga gobernando.

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