En esta época del año, tenemos que ser más consciente de los beneficios del sol, pero también de los riesgos que puede conllevar una exposición prolongada y sin la protección adecuada. Toma nota de todo aquello que puede aportar de positivo en tu salud los rayos UV, pero también de todas aquellos efectos negativos que se tienen que evitar para no tener consecuencias a corto y largo plazo.
El sol como aliado
Los beneficios que nos aporta el sol son múltiples, entre ellos destacan los siguientes:
Vitamina D
Los rayos UV del sol ayudan a producir vitamina D en la piel, para que nuestro cuerpo absorba el calcio y el fosfato de los alimentos; ambos minerales que son vitales para tener los huesos sanos. Bastan con 5 o 10 minutos, dos o tres veces por semana, para recargar los depósitos de vitamina D.
Estado de ánimo
No es casualidad utilizar la palabra 'gris', para referirnos un estado de ánimo que coincide con los días nublados. Ni que durante los largos meses de invierno en el hemisferio norte, cuando hay menos luz solar, muchas personas sufran de trastorno efectivo estacional, un tipo de depresión resultante de los bajos niveles de serotonina. El sol mejora nuestro estado de ánimo, ya que al aumentar la liberación en el cerebro de la hormona llamada serotonina, que también ayuda a sentirse tranquilo y concentrado.
Aspecto de la piel
El sol también mejorará el aspecto de tu piel, si usas la protección adecuada y estás el tiempo necesario y las horas oportunas expuesto al sol. Si eres precavido, los rayos UV mejorarán de forma significativa el acné, la psoriasis o el vitíligo.
Estimula las defensas
Con la luz del sol se mejora la calidad de la sangre, aumentando el número de glóbulos rojos y, por tanto, su capacidad para el transporte del oxígeno a todas las células del organismo. También se incrementa la cantidad de glóbulos blancos, y consecuentemente se refuerzan las defensas del organismo frente a posibles infecciones.
Efectos negativos
Quemaduras
Las quemaduras solares son una respuesta inflamatoria de la piel causada por la exposición a la radiación UV. Se produce cuando hemos sobrepasado el tiempo de exposición al sol y la melanina (pigmento natural de la piel) ya no nos puede proteger. Podemos tener quemaduras leves, cuando nos ponemos rojos. Pero si el tiempo de exposición aumenta, esa quemadura se convertirá en más grave, con formación de ampollas.
Envejecimiento prematuro
Una sobreexposición al sol puede provocar un envejecimiento de la piel. Son los rayos UVA los principales causantes del daño de tu piel a largo plazo con la aparición de manchas solares, líneas de expresión y arrugas. También pueden provocar los llamados 'radicales libres': unas moléculas inestables que destruyen las proteínas en las capas más profundas de la piel, causando daño celular.
Cáncer de piel
En los casos más extremos, la exposición prolongada al sol sin protección también tiene consecuencias perjudiciales en forma de daños en el ADN. Si los males causados por el sol son demasiado extensos y se acumulan con el tiempo, pueden provocar cáncer de piel.
Para evitar estos efectos dañinos en nuestra piel es importante usar la protección necesaria y aplicarla siempre, estar expuestos al sol un período de tiempo corto y evitar las horas no recomendadas por los expertos.