Escriba la frase “abastecimiento de leche” en Pinterest o Google, y probablemente encontrará bastantes recetas, productos de panadería, hierbas, y compuestos de venta libre que afirmar “aumentar el suministro de leche.” Para ser franca, en mi trabajo como Consultora de Lactancia, la mayoría de mis clientes están batallando con el suministro de leche debido a la extracción ineficaz o ineficiente de sus pechos. Priorizar la suficiente extracción de leche es la mejor forma de “aumentar el suministro de leche.”

Pero ocasionalmente, veo a una madre batallando con suministro de poca leche debido a Tejido Glandular Insuficiente (IGT, por sus siglas en inglés). Esto significa que aun con la succión o bombeo necesario para extraer leche del pecho, ella no podrá proveer un suministro completo y necesitará complementar con fórmula o leche de donante. Contrario a lo que la gente piensa a menudo, un diagnóstico de IGT no significa que una madre no podrá amamantar, pero sí significa que la lactancia puede ser un poquito diferente a lo anticipado.

IGT no se debe a “pechos pequeños”. El tamaño no es indicativo de la cantidad de las glándulas. Los pechos IGT pueden ser grandes, pequeños, medianos, redondos, planos o bajos – la única cosa que tienen en común es que el tejido glandular simplemente no es suficiente para proveer un suministro completo de leche[1].

Las banderas rojas más grandes para un potencial IGT son senos muy espaciados, y particularmente los que no crecen durante el embarazo. La causa raíz exacta del IGT todavía está siendo estudiada, pero hay una correlación entre IGT y obesidad durante la pubertad y el posparto [2]y ciertos trastornos hormonales (tal como los ovarios poliquísticos, PCOS)[3]. Otra posible correlación es IGT y el uso de anticonceptivos durante la pubertad.

¿Captaste esto último? Si tú, tu hija, o un ser querido empezó con la píldora durante la pubertad, podrías experimentar una alteración en la lactancia. ¿El doctor le explicó eso? ¿No? No lo creo.

Cómo se madura el tejido mamario

La maduración de los pechos comienza en el útero. “Tan pronto como desde las 4 a 6 semanas de gestación, se puede observar células mamarias progenitoras específicas… Alrededor del día 35 de gestación, ocurre una proliferación de áreas pareadas de células epiteliales en la epidermis de la región torácica”[4]. Hasta los 2 años, el tejido mamario pasa por un proceso de “diferenciación epitelial”, en otras palabras, es cuando las células maduran y se preparan para producir leche (el tejido mamario permanece inactivo hasta la pubertad). La exposición a toxinas como la dioxina en el útero puede predisponer a una mujer a tener crecimiento insuficiente de los pechos. Esto es también porque los disruptores endocrinos deben evitarse especialmente durante el embarazo y la lactancia[5].

Los alvéolos – estos son los pequeños sacos que se llenan de leche – se depositan durante cada ciclo menstrual, mediante la exposición de estrógeno y progesterona cíclicos. El estrógeno es el responsable de la elongación de los ductos lácteos (los ramales que sostienen los alvéolos) mientras la progesterona trabaja en la ramificación lateral ductal. Como la elongación continúa, el resto del tejido mamario se llena de tejido adiposo, vasos sanguíneos, células inmunes y fibroblastos. Después de la pubertad, los tejidos mamarios permanecen relativamente estables hasta el final de la maduración durante el embarazo[6].

Es cierto – los pechos no se consideran realmente desarrollados hasta que se completa el embarazo. Durante este tiempo de intensa exposición a los estrógenos y progesterona, así como al lactógeno placentario humano, los sistemas ductales se expanden y se ramifican hasta el tejido adiposo para su fase final de crecimiento en preparación a la lactancia[7].

¿Y qué tiene que ver la píldora con esto?

Los anticonceptivos hormonales y el IGT están correlacionados por dos razones. Lo primero es que los anticonceptivos hormonales se dan a menudo a las adolescentes para “curar” problemas con la menstruación. Estos problemas de la menstruación probablemente proceden de los trastornos hormonales que afectan la maduración del tejido mamario y, por ende, la futura lactancia. Estas condiciones hormonales incluyen, pero no se limitan a: PCOS, defectos de la fase lútea, problemas de la tiroides, y resistencia a la insulina.

El cuidado restaurativo – no la supresión de los síntomas – debe ser priorizado para la salud reproductiva y en general de las adolescentes. El cuidado restaurativo protegerá no solo a su futura fertilidad y lactancia sino también a su futura salud ósea, coronaria e inmunitaria.

La segunda razón es que una adolescente que toma píldoras no tiene exposición cíclica mensual para sus propias hormonas, que son necesarias para su adecuado crecimiento ductal. Las hormonas artificiales de los anticonceptivos no tienen el mismo efecto que las endógenas.

Un estudio de investigación de 2021 demostró que “[different]las progestinas tienen distintas actividades biológicas en el epitelio mamario dependiendo de sus propiedades androgénicas.” También demostró que “las progestinas incluidas rutinariamente en los anticonceptivos tienen propiedades que se traslapan con la testosterona, las progestinas androgénicas, que inducen la expresión de mediadores importantes de la señalización del receptor de progesterona y provocan de manera constante la proliferación de células epiteliales mamarias humanas”[8].”

Esto significa que las hormonas de los anticonceptivos modernos producen crecimiento del tejido mamario – pero no de la misma forma que las hormonas endógenas lo harían.

Para muchos, el crecimiento mamario es un efecto secundario común de los anticonceptivos. Se ha dicho que en vista de que la píldora (y cualquiera de sus formulaciones) “engañan al cuerpo para que piense que tiene un embarazo”, el crecimiento mamario que experimentan las mujeres cuando toman anticonceptivos es similar al crecimiento de las mamas al inicio de un embarazo. Pero ahora sabemos que es diferente.

La exposición a las progestinas androgénicas produce hiperproliferación de cambios celulares. El crecimiento del tejido mamario durante el embarazo es biológicamente normal, mientras que el crecimiento durante el uso de anticonceptivos no es normal. Esta es también probablemente la razón por la que un embarazo a término (particularmente durante los años veinte de una mujer) tiene un factor de protección contra el cáncer de mamas [9]mientras que el uso de anticonceptivos hormonales hace lo opuesto[10].

Es importante tomar en cuenta que no porque usted como adolescente toma anticonceptivos hormonales, automáticamente vaya a tener problemas con IGT. Al contrario, algunas mujeres con problemas de IGT nunca han usado anticonceptivos. Más bien, el uso de anticonceptivos hormonales durante los años de adolescencia justo parece ser una de las piezas para desbloquear el rompecabezas IGT. Y es ciertamente una razón más para que las adolescentes eviten los anticonceptivos.

¿Qué pasa si creo que tengo IGT?

Si usted está enfrentando problemas con la lactancia, puede programar una consulta completa con una Consultora de Lactancia Certificada de la Junta, que puede confirmarle la fuente del potencial suministro bajo de leche, problemas con el bebé, y que trabaje hacia un plan de cuidado que se adapte a ambos, la madre y el bebé. No hay que arrojar el grano con la paja – la lactancia de alguna manera es todavía posible.

Si desea y espera amamantar, pero le preocupa que pueda tener IGT, solicite a su médico o especialista en lactancia que examine su tejido mamario. Pero, esto es probablemente prematuro, ya que usted no sabe realmente cómo se desenvolverá la lactancia hasta que lo intente. Por eso es tan importante tener apoyo para la lactancia cuando lo necesite.

En conclusión, la posible conexión entre el uso de anticonceptivos durante la pubertad y el IGT es algo muy valioso para tener en consideración. Las adolescentes puede que no piensen en amamantar todavía, pero un día más adelante, pueden desearlo profundamente – y queremos darles toda oportunidad para tener éxito cuando llegue el momento.