La mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento son creencias relacionadas con las cualidades humanas que tienen el poder de predecir tu comportamiento y éxito. Conoce en qué se diferencian.
El modo de pensar es tan poderoso que puede influir en tus sentimientos, acciones y resultados. En este sentido, la psicóloga, investigadora y profesora de la Universidad de Stanford, Carol Dweck, identificó la existencia de dos formas de pensar que son la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento.
Estas hacen referencia a la manera en que las personas perciben sus capacidades. Del mismo modo, la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento guardan relación con la forma de reaccionar ante los errores y desafíos.
Ahora bien, ¿en qué se diferencian? ¿De qué manera pueden influir en tu vida cotidiana? Para responder a estas interrogantes te invitamos a seguir leyendo el artículo.
¿Qué es la mentalidad fija?
“No puedo hacerlo, no tengo las habilidades para conseguirlo, soy un fracaso”. Son frases que con frecuencia dicen las personas con mentalidad fija.
Según la psicóloga Carol Dweck, en su libro “Mindset: la actitud del éxito”, las personas con mentalidad fija son aquellas con la creencia de que la inteligencia, la personalidad y las habilidades básicas son fijas. Es decir, que están limitadas y no pueden cambiarse por más que lo intenten.
Por su parte, la mentalidad fija no reside en problemas de autoestima o pesimismo, sino que, cuando aparecen retos o dificultades, las personas con esta clase de creencias se paralizan o huyen. No consideran que puedan afrontarlo.
¿Cómo puede impactar en tu vida?
La mentalidad fija implica tener creencias limitantes que no te permiten progresar. Por ende, resulta difícil mejorar y aprender las habilidades importantes. Lo que podría perjudicar a largo plazo tu salud, tu felicidad y el cumplimiento de metas.
A su vez, las personas con esta mentalidad viven en un constante auto saboteo que los afecta de manera negativa. Por ejemplo, son capaces de abandonar un sueño si se presenta una dificultad, se comete un error o si requiere mucho esfuerzo.
Por otra parte, con este modo de pensar se juzga demasiado. En caso de cometer un error, las personas sienten que son unos fracasados y que no cuentan con la inteligencia necesaria para conseguir un resultado. Como consecuencia, la motivación se desgasta.
¿Qué es la mentalidad de crecimiento?
Las personas con mentalidad de crecimiento no interpretan la falta de éxito como fracaso. Piensan que deben trabajar un poco más duro o de forma distinta para obtener el resultado deseado.
De acuerdo con la pionera de los conceptos, Carol Deck, la mentalidad de crecimiento se basa en la creencia de que tus cualidades básicas se pueden desarrollar y mejorar de manera continua. Esto sería viable con esfuerzo, experiencia y persistencia.
Por su parte, este tipo de mentalidad distingue los retos como oportunidades para aprender y progresar hacia el éxito, mientras que la mentalidad fija los percibe como amenazas.
Un ejemplo es el caso Jackson Pollock, quien no era considerado un artista, pero que estaba determinado a serlo. Pollock estudió con expertos, practicó y desarrolló un estilo único que cambio todo el mundo del arte. Al final, se convirtió en un personaje reconocido del siglo XX.
¿Cómo puede impactar en tu vida?
La mentalidad de crecimiento contribuye de manera positiva en todos los aspectos de tu vida, puesto que te permite avanzar y aprender constantemente. Además, este modo de pensar conlleva diversos beneficios:
- Motiva.
- Permite vivir sin estrés y con rumbo al éxito.
- Convierte las fallas en oportunidades de aprendizaje.
- Crea una pasión por aprender y no busca aprobación.
- Permite prosperar y crecer si se presentan dificultades o retos.
Consejos para desarrollar una mentalidad de crecimiento
A pesar que los tipos de mentalidad moldean tu vida, se trata de creencias que están en tu mente y puedes cambiar. Es por ello que te daremos unos consejos para reprogramarte y fomentar la mentalidad de crecimiento. Veamos.
1. Empieza por las acciones pequeñas
Una manera de cambiar tus creencias es comenzar a actuar como tal. ¿Cómo hacerlo? ¡Sencillo! Puedes dar pequeños pasos con constancia. Por ejemplo, si quieres convertirte en atleta empieza por entrenar 3 veces por semana.
Luego aumenta progresivamente la cantidad de veces hasta que te acostumbres y llegues a cumplir tu objetivo. De esta manera, lo que parecía una pequeña acción se convierte en un gran resultado.
2. Mantén un objetivo
Cuando te planteas un objetivo y no lo logras, debes recordar que si el plan no funciona, cambias el plan, pero no la meta. Es decir, que la falta de éxito y las dificultades no te impidan cumplir tu propósito. Más bien, percibe estas situaciones como un trampolín de aprendizaje.
3. Fomenta hábitos diarios
Antes de pensar en los resultados enfócate en cultivar hábitos diarios para construir una mejor identidad. De esta forma, te centras en aprender y progresar. ¡No te preocupes! Los resultados llegan por sí solos.
4. Mejora el diálogo interno
Con un buen diálogo interno puedes cambiar la manera en la que te ves a ti mismo. Cuando tienes un reto, percance o cometes un error, ¿qué palabras te dices?
Recuerda que toda motivación inicia en ti, así que anímate a continuar. Del mismo modo, conserva una curiosidad proactiva que te permita analizar formas de aprendizaje para tener éxito.
5. Cambia de perspectiva
La clave de mantener una mentalidad de crecimiento es tener la capacidad de percibir oportunidades en situaciones de caos. A su vez, es poder ver aprendizajes en lugar de fracasos.
6. Enfócate en progresar
Otro consejo para fomentar la mentalidad de crecimiento es no considerar que los resultados te definan. Más bien, distingue el aprendizaje y el esfuerzo como la base para cumplir tu meta. Por ejemplo, dedícate al proceso de entrenamiento como un campeón y no te preocupes por ganar el campeonato.
¿Por qué es necesario comprender la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento?
La comprensión de estos tipos de mentalidad es muy importante, puesto que te permite identificar tu modo de pensar predominante. Así pues, estableces si necesitas reprogramar tu mente o solo potenciar tu mentalidad de crecimiento.
De igual manera, significa que reconoces cómo las creencias marcan tu vida. Por lo tanto, si quieres cambiar el resultado, solo necesitas empezar por tu mente.