Tras el cierre de la etapa probatoria, el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa ingresará este miércoles en su recta final. En los alegatos del 25 de enero se conocerán formalmente los pedidos de pena de la querella y de la Fiscalía, mientras que el 26 se verán al fin los argumentos y la estrategia de la defensa. Si en su veredicto el tribunal da la razón al bloque acusador tal cual plantea hasta ahora su hipótesis, los ocho imputados recibirán perpetua. Las declaraciones de cinco de ellos, en tanto, dejaron ver una estrategia que parece orientarse hacia la figura del "homicidio en riña", con penas considerablemente menores. En el medio, la posibilidad del homicidio simple, que reparte penas de entre 8 y 25 años.
Premeditación y alevosía
Máximo Thomsen, Matías Benicelli, Enzo Comelli, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz, y Luciano, Ciro y Lucas Pertossi, cargan todos con la misma imputación en su contra. En calidad de coautores, son acusados del "homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o mas personas" de Fernando Báez Sosa. Así llegaron al juicio y así lo sostuvieron también, en sus lineamientos iniciales, tanto la querella a cargo de Fernando Burlando como la Fiscalía de juicio, a cargo de Juan Manuel Dávila y Gustavo García.
En aquellos lineamientos Burlando adelantó que pedirá perpetua para todos. Dávila y García, en tanto, no anticiparon el pedido, pero en sucesivas declaraciones a la prensa sostuvieron con el correr de las audiencias que los agravantes estaban probados, lo que deriva en la misma pena. A diferencia de la querella, la Fiscalía hizo en los lineamientos una distinción en el reparto de funciones. Dijo que Thomsen, Benicelli, Comelli, Cinalli y Ciro Pertossi atacaron directamente a Fernando, mientras que Viollaz, Luciano y Lucas Pertossi no dejaron que sus amigos lo defiendan.
Esa hipótesis de reparto de roles podría modificarse teniendo en cuenta algunas de las revelaciones del debate. En el caso de Luciano Pertossi, por ejemplo, los peritos de videos terminaron por mencionarlo, por su vestimenta y por descarte, como una de las personas que se dirije al lugar del ataque a Fernando y luego parece pegarle patadas, algo que no habían incluido con detalle en su informe inicial. El joven declaró y negó ser esa persona, pero la Fiscalía podría cambiar el reparto inicial e incluirlo como uno de los atacantes directos. Para la querella, en tanto, es seguro que esa persona es Luciano Pertossi.
Para lograr que el Tribunal Oral en lo Criminal N°1, integrado por María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari, dé por acreditados los dos agravantes, la parte acusadora deberá convencerlos en sus alegatos de que los ocho jóvenes se pusieron de acuerdo, planificaron y distribuyeron roles --premeditación-- con el objetivo de matar a Fernando sin posibilidad de defensa, lo que configuraría la alevosía. La hipótesis de las dos partes es que dentro del boliche hubo un altercado que derivó en que la seguridad de Le Brique retirara a Fernando y a los acusados. Con un Máximo Thomsen especialmente exaltado por la situación, cree la parte acusadora, los ocho jóvenes se organizaron y volvieron a buscar a Fernando para atacarlo hasta la muerte.
Más allá de los peritajes de videos y de los testimonios de amigos de Fernando y de terceros, que muestran que el ataque fue direccionado hacia él, los acusadores tendrán que demostrar que quedó probado que los ocho pactaron los roles en el lapso que pasó entre que salieron del boliche y el inicio del ataque, unos 15 minutos. La querella dejó entrever que utilizará para esto los testimonios que marcan que los imputados estaban acostumbrados a atacar en grupo y en mayoría en la Ciudad de Zárate. La premeditación, desde ese punto de vista, no necesitaría demasiado tiempo, dada la experiencia previa del grupo.
"Riña"
Los lineamientos iniciales del abogado defensor, Hugo Tomei, dejaron solo dos pistas. Dijo que se amparaban "en el principio de inocencia", pero de inmediato agregó que "los acusadores no podrán probar el hecho tal cual fue descripto e imputado". Traducción: no podrán probar que hubo un plan para matar a Fernando ni que hubo intención de hacerlo. Con su declaración, Máximo Thomsen se puso al frente de esa idea: "Jamás en la vida tendría esa intención", dijo. Lo acompañó Lucas Pertossi: "En ningún momento participé de un plan de asesinato".
El relato unificado de los cinco que declararon va en ese sentido: una noche de borrachera, un "forcejeo" dentro del boliche, una retirada violenta por parte de los patovicas y una "pelea" de grupos con resultado mortal. El tipo penal que le cabría a esa estrategia es el normado por el Artículo N°95 del Código: "Homicidio en riña", que prevé penas de entre dos y seis años de prisión. En esto también cumple su función el informe de los peritos forenses de la defensa, que dijeron que el autopsiante Diego Duarte no precisó qué golpe causó la muerte, y que será utilizado por Tomei en su alegato. El mentado Artículo 95 habla de agresión de dos o más personas que termina en muerte "sin que constare quiénes la causaron".
Pero esta estrategia se topa con un hecho concreto: en un juicio con más de 90 declaraciones, las únicas dos personas que mencionaron golpes por parte de amigos de Fernando fueron Thomsen --refirió una piña-- y Cinalli --refirió un tacle--. No hubo ningún testigo presencial que hablara del hecho como una "pelea", y la gran mayoría sostuvo que hubo un ataque direccionado a Fernando, que nunca se pudo defender, que cayó inconsciente a los primeros golpes y que luego de eso le siguieron pegando.
Los peritajes de video van en el mismo sentido. En el video inicial grabado por Lucas Pertossi, los peritos distinguieron las piñas que derriban a Fernando, atribuidas a Comelli y a Ciro Pertossi. El ataque, dijeron, se dio "por delante y por detrás". Entre los tres videos que conforman la escena del hecho, solo se ve un movimiento por parte de algún amigo de Fernando hacia los acusados: es Tomás D'alessandro, que en el piso tiende a agarrarse del tobillo de uno de ellos.
La otra ventana
Hay otra posibilidad y es la del homicidio simple, que marca penas de entre 8 y 25 años de prisión. Sin agravantes, pero acreditado el dolo, permitiría al tribunal repartir penas, dependiendo la acción de cada quien. Por ejemplo: quien le pegó a Fernando en la cabeza ya inconsciente, quienes lo derribaron al inicio, quienes le pegaron a sus amigos o quienes arengaron en el ataque. Los acusados también cargan con una imputación menos conocida: la de las "lesiones leves" ocasionadas a los amigos de la víctima, que el tribunal podría utilizar para recargar o no algunas de las penas. Actualmente, los imputados ya cumplieron tres años de prisión.