Por Daniel Guiñazú
Que Lionel Messi haya decidido respetar su contrato con Barcelona y quedarse hasta junio de 2021 representa una complicación para la Selección Argentina. La novela de su renovación podría estar resolviéndose al mismo tiempo que el equipo que capitanea el propio Messi y dirige Lionel Scaloni participa de la Copa América y en medio de las Eliminatorias rumbo al Mundial de Qatar.
Si el tema no se define antes, por sí o por no, el supercrack rosarino encarará el torneo continental que se disputará entre el 11 de junio y el 10 de julio con sede compartida entre nuestro país y en Colombia, en medio de tensas negociaciones. Para quedarse en el club donde se hizo hombre, crack y leyenda y renovar acaso el último contrato de su vida como jugador. O bien para irse a otro equipo y otra ciudad a cumplir un sueño pendiente: ganar la quinta Champions League y el séptimo Balón de Oro de su incomparable carrera.
Aunque su profesionalismo y compromiso con la Selección están fuera de toda duda, Messi arrancará las Eliminatorias y llegará a la Copa América 2021 con mucho mayor desgaste que el que de por sí provoca una temporada larga. Será un año complicado este que, contra su voluntad inicial, decidió pasar en Barcelona y las presiones, mucho mayores que las habituales. Todo eso habrá de pesarle en las piernas y sobre todo, en la cabeza, a la hora de calzarse la camiseta celeste y blanca con el número 10 en la espalda.
Lo mejor que podría sucederle a Messi es que su caso encuentre un rápido desemboque. Y que antes del 30 de junio de 2021 sepa si sigue o se va del Barcelona. Si decide firmarle la renovación, llegará despejado a la Copa América, sin mayor cansancio físico y mental que el que un supercrack de su nivel puede tener a esa altura del año. Pero si ratifica su decisión de marcharse, su mente será una danza de números millonarios en torno de los cuales gira un proyecto de vida. Por más que su padre y su hermano lleven el peso mayor de las negociaciones, Messi es el que siempre tiene la última palabra.
Durante la Copa del año venidero, tendrá que tomar la decisión más trascendente de su vida deportiva: dónde y cómo termina su ciclo futbolístico. Si eso llegara a suceder (y ese escenario resulta muy probable), Lionel Scaloni deberá tratarlo a Messi con mano de seda. Y darle como capitán de su equipo y emblema máximo del fútbol argentino, una contención emocional que acaso exceda su función como director técnico de la Selección. Que eso suceda en medio de una competencia importante, no es una buena noticia, más bien todo lo contrario.