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Opinión del Lector

¿Se salvó América Latina de los aranceles de Trump?

Andrés Oppenheimer

Por Andrés Oppenheimer

Hubo muchos suspiros de alivio en América Latina tras el anuncio del presidente Donald Trump de sus aranceles aduaneros para todo el mundo, porque los países de Asia y Europa van a tener que pagar tarifas mucho más altas que los latinoamericanos para exportar a Estados Unidos. Sin embargo, estas celebraciones son prematuras. Salvo que Trump dé marcha atrás en las próximas semanas, todo indica que su guerra comercial llevará a Estados Unidos a una recesión tan pronto como este año, lo que hará caer las exportaciones de todo el mundo.

El anuncio de Trump del 2 de abril incluyó aranceles mucho más altos de lo que los economistas habían anticipado y provocó un desplome de la Bolsa de Wall Street. Trump puso aranceles del 46% a Vietnam, 34% a China, 26% a Corea del Sur, 24% a Japón y el 20% a los países de la Unión Europea. En comparación, México y Canadá quedaron exentos de esta nueva ronda de aranceles, aunque aún están sujetos al arancel del 25% que Trump impuso a algunos de sus productos el mes pasado. La Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y otros países de la región tendrán que pagar un arancel comparativamente menor del 10%.

La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, celebró el “trato preferencial” que recibió México. Algunos analistas latinoamericanos dijeron que los aranceles de Trump le darán una ventaja competitiva a la región, porque podrán ser exportados con impuestos aduaneros más bajos que los asiáticos. Además, los optimistas argumentan que los aranceles de Trump podrían impulsar nuevas inversiones en la región, porque vamos a pasar de un mundo “globalizado” a un mundo “regionalizado”. Eso podría llevar a muchas empresas a trasladar sus fábricas de Asia a México o Sudamérica, dicen. Pero Marcelo Giugale, profesor de economía internacional en la Universidad de Georgetown y ex alto funcionario del Banco Mundial, puso las cosas en perspectiva: “El hecho de que te haya ido mejor que a otros no significa que te haya ido bien”, señaló.

Agregó que la incertidumbre en torno a las políticas erráticas de Trump congelará los planes de inversión en cadenas de valor. “Nadie va a invertir sin saber si va a poder exportar al mercado estadounidense”. Una recesión mundial perjudicará a prácticamente todos los países, añadió. La firma de inversiones JP Morgan proyecta ahora un 60% de probabilidad de recesión en EE.UU. este año. Además, aunque el arancel de Trump para la mayoría de los países latinoamericanos es menor que el de los países asiáticos, muchos países latinoamericanos estaban pagando aranceles más bajos que el 10% anteriormente. Si antes pagaban un 2% de arancel, ahora pagarán un 10%.

Alberto Bernal, director de estrategia global de XP Investments, quien ha sido un entusiasta partidario de Trump, me comentó que los nuevos aranceles estadounidenses “provocarán una recesión en EE.UU., sí o sí”. Bernal proyecta que la economía estadounidense se contraerá del 2,7% el año pasado al 1% o menos este año. Otros son aún más pesimistas: Nomura Securities International PLC prevé que la economía de EE.UU. crezca solo un 0,6% este año, y Barclays PLC proyecta una contracción del 0,1%.

Brasil y, en menor medida, la Argentina podrían compensar algunas de sus pérdidas con mayores exportaciones de soja a China. China ha tomado represalias contra los aranceles de Trump reduciendo sus compras de productos agrícolas estadounidenses y podría empezar a comprar más soja de Brasil. Muchos amigos me preguntan por qué Trump les ha apostado tan fuerte a sus aranceles, a pesar de que la inmensa mayoría de los economistas le habían advertido que eran –y son– un disparate.

La explicación más probable es que la obsesión de Trump con los aranceles no tenga que ver con el comercio, sino con el poder. Al imponer impuestos aduaneros exorbitantes a los productos extranjeros, Trump tiene a todos –países extranjeros y grandes corporaciones– a sus pies, rogándole exenciones para sí mismos. Y él decide quién merece un respiro y quién no. Mientras tanto, quienes celebran los aranceles relativamente bajos para América Latina corren el riesgo de no estar viendo la foto completa: una posible recesión global que no perdonará a nadie, empezando por Estados Unidos.

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