El Territorio accedió al expediente del brutal asesinato del bibliotecario Julio Jesús Espíndola. El registro de cámaras de seguridad complica a los dos imputados en el caso.
El pasado martes 11 de abril, a las 9, Marcela T. golpeó una y otra vez la puerta de la casa de su amigo Julio Jesús Espíndola (52), en el barrio 20 Viviendas de Santo Tomé, Corrientes, pero nadie la atendió.
La mujer estaba muy preocupada porque desde el jueves 6 no sabía nada de Espíndola, profesor y bibliotecario que vivía solo. Su amigo y compañero de trabajo tampoco contestaba los mensajes ni llamadas, por lo que decidió ir personalmente hasta su domicilio.
Tras varios minutos de insistir sin ser atendida, Marcela ingresó a la propiedad por un portón lateral que da al patio interior. Notó que la puerta de atrás estaba abierta y decidió entrar, sin imaginar que se toparía con el cadáver su amigo.
Ya en el comedor notó las primeras manchas de sangre, mientras sentía como el corazón se aceleraba a medida que avanzaba por el pasillo que da al baño, donde halló el cuerpo de Espíndola ensangrentado y con evidentes signos de haber sido asesinado.
Había manchas de sangre por las paredes y el olor nauseabundo fue signo inequívoco de que hacía varios días que estaba muerto. Como pudo, la mujer salió hasta la vereda y dio aviso a la Policía.
Minutos más tarde comenzaba la investigación de un crimen que conmocionó a la comunidad de Santo Tomé y que tiene a dos hombres imputados: Carlos Javier Melgar (57) y el obereño Enzo Iván Rodríguez (25), quien fue detenido el último sábado por personal de la Unidad Regional II, en Oberá.
El Territorio tuvo acceso a detalles del expediente que se tramita ante el Juzgado de Garantías de Santo Tomé, donde consta el cúmulo de pruebas sobre ambos acusados del homicidio que habría sido perpetrado en ocasión de un robo.
Todo grabado
Las primeras pesquisas determinaron que el ataque a Espíndola comenzó en el comedor, en torno a una mesa redonda con tres sillas, una de las cuales tenía manchas de sangre, como también el piso.
El cadáver se hallaba en el baño, acostado boca arriba, sin remera, con short y descalzo.
Hallaron sangre en el piso, paredes, espejo y puerta, se detalla en la causa.
El médico policial en turno constató que “a la primera inspección se aprecia varios golpes con objeto contundente en cráneo región parietal, occipital, temporal y frontal, heridas cortantes en rostro de menor importancia en lo que respecta a causales de muerte. No se evidencian lesiones de defensa. Se solicita realización de autopsia”.
Entre las primeras declaraciones, otra amiga de la víctima refirió que la última vez que estuvo con él fue el día viernes 7 de abril al mediodía, ocasión en la que Espíndola le comentó que estaba viviendo con un misionero que un conocido suyo le pidió que alojara por unos días. Ese conocido tenía un local en la terminal de ómnibus local, agregó.
La misma amiga aportó que la víctima poseía una moto Honda Wave S 110 roja que no estaba en la casa.
Un paso importante en la investigación fue el hallazgo de la moto en el estacionamiento de la terminal, tras lo cual se revisaron los registros de las cámaras de seguridad del predio.
Así dieron con una secuencia donde se observa a un hombre que llega en la motocicleta de Espíndola y la estaciona en el sector donde fue hallada.
En las imágenes se ve que tras abandonar la moto, el implicado se sube a una camioneta blanca que pasó a buscarlo.
Dos detenidos
Los investigadores también dieron con los registros de las cámaras de seguridad de un vecino de la víctima, donde se observa que siendo las 0.14 del día 8 de abril la misma camioneta blanca llegó al domicilio de Espíndola.
Luego verificaron que la camioneta se dirigió a la terminal y era conducida por Melgar, quien posee un local en el predio.
El citado y un segundo hombre descargaron varias cajas y luego las cargaron en un colectivo de la empresa Río Uruguay que a la una salió hacia Misiones.
La comparación de las imágenes permitió confirmar que la persona que ayudó a descargar las cajas (se supone con los elementos robados en la casa de Espíndola) fue la misma que antes había estacionado la moto de la víctima en el estacionamiento de la terminal: el obereño Enzo Iván Rodríguez.
Orden judicial mediante se procedió a la detención de Melgar y al secuestro de su Peugeot Partner blanca. También se confirmó la identidad del misionero.
Ante el cúmulo de pruebas, el juez de Garantías Edgardo Félix Blanco solicitó la captura internacional de Rodríguez, quien fue detenido el último sábado y puesto a disposición del juzgado interviniente.
El sospechoso permanece alojado en una dependencia de la UR II y se estima que mañana sería trasladado a la localidad de Santo Tomé.
Sugestivamente, el 11 de abril, día del hallazgo del cadáver de Espíndola, en su perfil de Facebook Rodríguez publicó “Se re pudrió, se re pudriooo, nos paramos rrreee de manos (sic)”.
El mismo día posteó una foto con cervezas y la frase: “Cómo me reciben en San Pedro”, tal vez con la intención de confundir sobre su paradero.