La Diócesis de Goya, adhirió a la convocatoria de la Conferencia Episcopal Argentina que convocó a una jornada de oración en el Día Mundial en Conmemoración de las Víctimas en Accidente de Tránsito, con una misa que presidió el presbítero Alfredo Reyna, sacerdote misionero redentorista. El movimiento Estrellas Amarillas, integrado por los familiares de las personas fallecidas participó de la misa en la Iglesia Catedral.
El presbítero Alfredo Reyna, es asesor diocesano de la Pastoral del Duelo y acompaña a las familias que sufren la pérdida de un ser querido y en esa línea reflexionó que en este día “nos encontramos con la experiencia de la Cruz, no tan solo de Jesús, sino también por una experiencia de cruz de muchos hermanos que hoy están compartiendo la Eucaristía”.
“Una cruz que es de dolor, del sufrimiento, de la perdida de haber perdido un ser querido de la manera más difícil” porque fue una muerte inesperada que “genera un dolor y un impacto muy grande en el corazón, pero el dolor cuando se comparte duele menos, el dolor se comparte con los demás también es capaz de transformar “ por eso animo a hacer del dolor “la oportunidad de algo nuevo y distinto”.
Alentó a “transformar algo de nuestra vida y de nuestra sociedad”, para que ese dolor se transforme en “resurrección y en fecundidad, en pascua y eso es lo que hacen nuestros hermanos de Estrellas Amarillas, transformar el dolor en una oportunidad de cambio y de concientización” subrayó el sacerdote misionero redentorista.
Planteó que es necesaria “la concientización” y destacó a los familiares de víctimas en accidentes de tránsito, agradeciendo la participación en la celebración eucarística, porque “su sola presencia a nosotros ya nos dice mucho, la presencia de ustedes y en ustedes a sus seres queridos nos invita a pensar en la importancia de aprender a cuidar la vida”.
En la solemnidad de Cristo Rey, alentó a pedir al Señor “la gracia de contemplar al crucificado coronado de espinas, como nuestro Rey y Señor, que él nos ayude a vivir en la dinámica del Reino de Dios, que es amor, justicia, paz, solidaridad y misericordia”.
“La única ley que debe cumplirse en el reino de Dios es la ley del amor. Que él nos ayude a llevarla a cabo” enfatizó.
Un momento significativo cargado emociones, se vivió cuando el sacerdote invitó a los familiares de las víctimas a presentar ante el altar una Estrella Amarilla, con el nombre y la foto de sus respectivos seres queridos e impartió la bendición sobre cada uno de ellos.
