La comunidad terapéutica Grupo de Integración y Lucha por los Niños Discapacitados (Grilundis), de la ciudad de Saladas, la primera en su tipo, que durante casi dos décadas brindó apoyo, contención, rehabilitación y asesoramiento en los derechos a las personas discapacitadas, no logró esquivar el impacto de la crisis económica y cerró sus puertas.
Su mentora y principal puntal, Alicia Hernández de Yaya, dio a conocer la triste noticia con una carta a través de las redes sociales de la institución.
Explicó que «la situación económica que atraviesa el país, los excesivos aumentos en insumos, alquiler y todo lo que demanda tener una institución al día, motivaron el cese de actividades».
SENTIDAS PALABRAS
«Nos cuesta mucho asimilar esta decisión que se tomó debido a varias situaciones», empieza la carta en la que expone el escenario de Grilundis
No se pudo afrontar los costos de alquiler, servicios como luz, agua e insumos para seguir funcionando, a lo que se sumó una fallida nueva comisión directiva.
«Quisimos hacer una nueva comisión, pero no se logró; sí tenemos esperanza de en algún momento no muy lejano alguien haga un lugar seguro y propio y siga los objetivos que tuvimos planeados y que eran y son necesarios para los chicos especiales, ellos extrañan mucho».
«Con mucho pesar damos a conocer la determinación», señaló la directora de Grilunds y agradece «infinitamente a todos los que han colaborado para que pudiéramos subsistir casi veinte años».
DONACIONES
Para finalizar, dio a conocer que se donaron los aparatos (para la rehabilitación de chicos discapacitados) y todo el mobiliario de la comunidad terapéutica a la Municipalidad de Saladas, a cargo de Noel Gómez.
Decenas de personas con discapacidad y profesionales en distintas ramas como psicólogos y kinesiólogos, pasaron por Grilundis en sus casi dos décadas trabajo para brindarles una mejor calidad de vida.
El Libertador