El registro de este animal era cada vez más limitado geográficamente y los investigadores temen que una nueva hidroeléctrica modifique el hábitat natural de la especie. Sin embargo, el presente registro extiende 235 km hacia el sudoeste su distribución actual.
Dos ornitólogos lograron registrar a dos individuos de Carpinterito Ocráceo (Picumnus nebulosus) y, de este modo, extendieron 10 veces la distribución moderna de esta especie considerada críticamente amenazada. Sugirieron que esta pequeña ave podría encontrarse en localidades más australes de la Argentina.
El 20 de agosto de 2022, a las 14:45, encontraron dos individuos de Carpinterito Ocráceo en una estrecha franja de selva o monte ribereño del río Uruguay, 2,5 km al sudoeste del poblado de Yapeyú(29°29’S, 56°50’O), cerca de la desembocadura de arroyo Guaviraví en el río Uruguay.
Observaron, fotografiaron y grabaron a una hembra que forrajeaba a mediana altura en una rama fina y seca de un Laurel Negro. Luego la hembra pasó a forrajear en lianas, de distinto grosor, que cubrían el mismo árbol (ver fotografía).
El individuo había sido localizado por el golpeteo sonoro que efectuaba sobre la rama donde forrajeaba. Poco después, observando al individuo, los investigadores reprodujeron el sonido que la especie hace golpeando sobre ramas para contactarse, y la hembra no mostró signos de nerviosismo ni cambios en su comportamiento.
Seguidamente, reprodujeron una de las voces de la especie, y fue cuando la hembra se aproximó y contestó vocalizando con la voz reproducida. Oyeron entonces a un segundo individuo a unos 50 metros que también contestó, pero no pudieron tener contacto visual con él.
Este hallazgo de Alejandro Bodrati y Facundo G. Di Sallo forma parte de la edición preliminar de la revista Nuestras Aves (número 68).
El sector donde detectaron al Carpinterito Ocráceo fue visitado en años anteriores, con un esfuerzo de 65 horas en el campo sin encontrar a la especie. Incluso, el año pasado estos investigadores lamentaron en una publicación en la revista “El Hornero” que no lograban nuevos registros en las zonas del centro-este de esta provincia.
Distribución
En el lugar del registro la faja selvática medía 135 metros desde la costa del río Uruguay hasta su abrupta finalización en una sabana con pastizal. Estas observaciones apoyarían la idea de que la especie habita ambientes selváticos costeros, bordes de selvas, selvas bajas mixtas, selvas en galería y en ocasiones en áreas con tacuaras, pero no estaría fuertemente asociado, ni dependería, de formaciones de tacuaras. También es plausible pensar que los sectores donde predominan lianas trepadoras podrían ser de importancia para la especie y sería clave estudiar la asociación de las lianas con el Carpinterito Ocráceo.
El presente registro extiende 235 km hacia el sudoeste la distribución actual, y 67 km la distribución histórica de la especie siguiendo el trazado tortuoso del río Uruguay. Al medir la distancia en línea recta, la distribución actual se extiende unos 195 km y la histórica unos 60 km.
La presencia del Carpinterito Ocráceo en Yapeyú sugiere que la especie podría tener una distribución más amplia que la conocida hasta el momento. Esta idea sería fundamentada por registros en el extremo sudoeste del Estado de Rio Grande do Sul, Brasil, sobre la margen oriental del río Uruguay en dos localidades como Uruguayana, y aún más al sur como Barra do Quaraí, esta última frente a la localidad de Monte Caseros, en el sudeste de la provincia de Corrientes.
La especie podría estar presente en ambas márgenes del río Uruguay, e incluso en el departamento Artigas en la República Oriental del Uruguay. Por esto, y teniendo como objetivo la conservación de la especie, los investigadores señalaron que la potencial implementación de la represa Garabí-Panambí anegaría, en el norte, la mayoría de las localidades donde hoy está presente el Carpinterito Ocráceo en Argentina.
Registros previos
El Carpinterito Ocráceo (Picumnus nebulosus) es una especie considerada en “peligro crítico” en Argentina, y como “cercana a la amenaza” en el orden internacional. La distribución general de la especie incluye los Estados de Paraná, Santa Catarina y Rio Grande en el sudeste de Brasil, la mitad oriental del Uruguay, y en Argentina se distribuye en un reducido sector del extremo sudeste de Misiones y noreste de Corrientes.
La inclusión de la especie en la avifauna argentina se produjo entre mayo y julio de 1961, cuando el ornitólogo William H. Partridge colectó 20 individuos en las localidades de Barra Concepción (14 individuos), en el extremo sudeste de Misiones, y Garruchos (6 individuos) en el extremo noreste de Corrientes.
Recientemente se dio a conocer una serie de pieles, de la colección Partridge obtenidas en 1961 y 1962, depositadas en el Museo Argentino de Ciencias Naturales (Macn) que extendieron la distribución histórica de la especie hasta la localidad de Alvear, unos 120 km al sudoeste de la distribución moderna conocida. Por lo que la distribución histórica abarcaba desde Barra Concepción en el extremo sudeste de Misiones hasta Alvear en el centro este de Corrientes.
Sin embargo, en las últimas décadas, todos los registros provienen de solo 4 localidades (Puerto Azara, arroyo Chimiray, Garruchos y Colonia Garabí), en un sector que se restringe a unos 20 km sobre la angosta faja de selva costera del río Uruguay, y no existen registros de la especie en el sur de su distribución histórica.
Partridge (1962) describe el ambiente del Carpinterito como: “selvas empobrecidas de la costa del río Uruguay con ausencia casi total del denso sotobosque de bambuseas (géneros Guadua, Chusquea y Merostachys)”. Otros autores indican a los tacuarales (Poaceae) como hábitat clave para la especie o tacuarales secos en bordes de selva y capueras en el noreste.
Para Alejandro Bodrati, la poca atención que recibió la especie desde su descubrimiento generó que el conocimiento del hábitat en el que ocurre sea poco claro y discutido.
Las causas por las cuales la especie se considera críticamente amenazada en Argentina incluyen: poblaciones en disminución, rango acotado de geonemia, falta de áreas protegidas que amparen sus poblaciones, degradación y empobrecimiento de su hábitat, así como la potencial concreción de la represa Garabí-Panambí que destruiría definitivamente el hábitat de la especie en tres de las cuatro localidades actuales.