Que los partidos políticos han caído en el descreimiento por parte de la sociedad y por consiguiente en una grave crisis de representatividad, no es ningún secreto. Hablar del perfil partidario, parece un tema menor, aunque puede resultar todo lo contrario; si tenemos presente la alarmante tasa de desocupación, niveles desesperantes de pobreza e indigencia, pavoroso índice de inflación, alto nivel de criminalidad, entre otras calamidades sociales.
En efecto, cuando la Constitución Nacional dice que “…los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático…”, pone de relieve que no existe sistema democrático mientras no haya partidos políticos. Y en concordancia con esto, las leyes que reglamentan su funcionamiento exigen el respeto a la Constitución y la competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos, reglados por cada carta orgánica partidaria, de conformidad con el método democrático interno, mediante elecciones periódicas de autoridades y que se encuadren en los Programas o Bases de Acción Política y la Declaración de Principios, de cada agrupación política.
Por ello, la falta de representatividad de los partidos, proviene, precisamente del incumplimiento de los requisitos precitados. La no observancia, arranca con el desvío de la
declaración de principios y la falta de programas de gobierno y continúa con la falta de competencia para dirimir las candidaturas, ante el retardo o la falta de elecciones internas en tiempo y forma, o en su defecto con falta de transparencia en sus convocatorias y desarrollo del cronograma eleccionario.
Generalmente la declaración de principios se tira al cesto de papeles, porque se acuerdan objetivos netamente electorales conformando alianzas con ideologías contrapuestas; los programas de gobierno se sustituyen con slogans, mensajes de marketing, entre otros. La competencia para las candidaturas se reemplaza con figuras taquilleras del espectáculo y, lo que menos se tiene en cuenta; es la idoneidad como manda la Constitución Nacional. Este requisito supone la capacidad, la competencia, la aptitud para desempeñar el cargo, por lo que debería ser una persona con formación política sustentada en principios doctrinarios y éticos, avalado por su trayectoria militante.
Asi también, que los candidatos sean apreciados por sus éxitos personales en el canto, la música, teatro o deporte, no garantiza que puedan hacer una buena gestión pública y muchas veces hacen pasantías políticas. Como no están sujetos a principios políticos y, ante la falta de programa de gobierno, responden a su propio ego, porque generalmente consideran que los votos son de su cosecha personal y no del partido político que lo sustentara. Esto genera la deformación de la naturaleza jurídica de las agrupaciones políticas, que deberían ser los pilares de la república y el fastidio ciudadano y su indiferencia por la cosa pública, no advirtiendo que muchas desgracias colectivas tiene su origen en el mal funcionamiento de los partidos políticos.
Ante este mal endémico del accionar político, habría que intentar algún remedio para, cuanto menos poder morigerar sus efectos y en este sentido, hago un aporte modesto, pero movido por la mejor de las intenciones de recuperar al Partido Justicialista de Corrientes de su precaria capacidad electoral. En efecto, no siendo este un año electoral, el Interventor del PJ, puede y debería reformar la Carta Orgánica partidaria y en el capítulo pertinente de las elecciones internas abierta a cargos electivos, dar por separado un tratamiento especial para el cargo de Gobernador; es decir, esa categoría se desacoplaría del resto de todos los otros cargos y convocar exclusivamente para esa fórmula, una suerte de elección partidaria primaria cerrada, con precandidatos.
El objetivo de esta propuesta de reforma, apunta a mejorar la performance del caudal electoral del partido para la gobernación, en cuanto cuenta en sus filas con mujeres y hombres valiosos que pueden ser puestos a consideración oportunamente de la ciudadanía en general. Quienes deberán demostrar en sus respectivos propuesta de programas de gobierno, el grado de conocimiento y el nivel de percepción de los problemas más acuciantes de la sociedad correntina y con proyectos de soluciones. Podría también soldar la interna, porque los otros cargos ya estarían cubiertos.
Dr. Ramón A. Gómez