“el que no tiene buena cabeza para prever,
ha de tener buenas espaldas para aguantar”
El Peronismo nació verticalista, ha sido verticalista, tiene un partido verticalista y quien se afilia al mismo debe respetar esa condición a rajatabla. Quien no esté de acuerdo, tiene como extremo la democrática decisión de; además de plantear su desacuerdo; su desafiliación. No hay grises ni claroscuros en esta condición. Y lo dice bien claro la sentencia “el que gana gobierna, el que pierde acompaña”. Gran número de compañeros pese a todo, se han cruzado a otras filas políticas contrariando las liminares condiciones establecidas del “SER PERONISTA”, con la cuestionable actitud de no renunciar previamente a la afiliación partidaria que lo une al Partido Justicialista.
Desde un tiempo y a esta parte ya del siglo XXI, muchas y muchos afiliados no entendieron o no quisieron entender por diversos motivos, que si bien existe la democracia interna en el Partido Justicialista, la sujeción a la regla precitada es inevitable, y quién la viole queda a expensas de las correcciones que la Carta Orgánica establezca a esa actitud contraria a la ética Peronista.
Con el correr de los años, quienes respetamos ese principio liminar del verticalismo, hemos acompañado aún a nuestro pesar, a quiénes de alguna u otra manera lograron acceder a cargos partidarios, aún con evidencias palmarias de nepotismo, aún con designaciones sin pasar por las necesarias elecciones internas partidaria. Todo hemos soportado con estoicismo con la finalidad de no traicionar nuestras convicciones políticas. El Peronismo y su Doctrina.
Alguna vez pensamos en una amnistía para quienes dentro de su debilidad ética y humana, fueron a participar en listas de otros partidos extraños al Peronismo, una amnistía que debía ser acorde con las circunstancias de sus defecciones, y como siempre escuchamos decir: “que vuelvan pero a la cola, que comiencen de nuevo su militancia y demuestren ser merecedores del lugar al que aspiran llegar”. Y es en realidad un acto de justicia, ya que los que nunca dejamos la huella, nos merecemos estar en lugares preponderantes; los compañeros arrepentidos deben empezar a comprender de que se trata el verticalismo en el Peronismo, comenzar de nuevo, reeducarse en la Doctrina que nunca debieron olvidar.
Por todo lo expuesto bienvenida sean las decisiones partidarias, que permiten regresar al seno Peronista a los díscolos, con o sin razones, y con las restricciones que no son nada extremas, es decir “volver a la cola, empezar la reeducación..” ya llegará el momento en el que podrán demostrar que han aprendido la valía del verticalismo.
Capítulo aparte merece mencionar que, tampoco los que no tienen una necesaria antigüedad “afiliatoria”, inclusive recién afiliados; tengan la posibilidad que ahora se les da de ser candidatos en las internas partidarias. Un grave desvío doctrinario, pues solo en el tiempo con una adecuada educación cívico - política, podrán lograr adecuadamente obtener las enseñanzas y atributos humanistas y cristianos que el Peronismo aboga.
FERMIN MACHELLO (s)