Por Daniel Caran
Todos somos buenos, pero si nos controlan somos mucho más buenos. Solía decir el General Juan Domingo Perón, el chiste del gran líder argentino tenía sabiduría y moraleja.
Todos podemos jactarnos de nuestra honestidad, pero además en caso de ser puesta en duda, poder probarla, justamente para jactarnos debemos tener esa seguridad de demostrar que somos honestos cuando ponen en dudas nuestras acciones y puntualmente esa cualidad.
Hace muchos años escuchamos y leemos en nuestra amada provincia de Corrientes que las finanzas públicas administradas por el mismo signo político hace veinte años, gozan de buena salud. Que no hay sobresaltos y que todo marcha sobre rieles.
Sin embargo, esa proclamación contrasta con la realidad y los números.
Esta semana que dejamos atrás nuestra amada Corrientes figuró en el último lugar de una medición de transparencia pública y acceso a la información del Estado. Detrás incluso de Chaco, Formosa y Misiones. Quienes trabajamos en medios desde hace muchos años sabemos que acceder a balances y rendición de gastos estatales es un imposible.
Es como tratar de develar un misterio. No se puede concretar y ocurre justamente desde los últimos meses del año pasado en que se empezó a poner el signo de pregunta sobre cómo están las finanzas correntinas. Especialmente por el contexto pandémico que vivimos hace un año y cómo son administrados los recursos que envía la Nación a la provincia de Corrientes.
Claro, no es que haya un prejuicio sobre la administración de esos recursos, pero vuelvo a la ironía del General. Todos somos buenos, pero si nos controlan, mucho mejor. Además, que se trata de una obligación y de una responsabilidad de quienes administran las cuentas públicas, rendir sobre ello.
También es parte del desarrollo que la Provincia tenga sus cuentas al día, no solamente por la declamación de quienes la administran, sino también que esas declamaciones puedan comprobarse con la realidad. Quienes quieran invertir en Corrientes no solamente observa su capacidad en infraestructura y servicios, algo bastante endeble en la provincia, también observan lo transparente de sus administradores.
Quienes gobiernan deben entender esta dinámica que además consolida la institucionalidad. Vivir en el ocultamiento sistemático de las cuentas y acciones de Gobierno tiene una fecha de vencimiento siempre, no se sabe hasta que finalmente se produce esa caducidad.